Teresa


Teresa no es mía, nada más alejado de la realidad que eso, y nunca lo va a ser. Igual yo tampoco quiero que lo sea.

Yo no soy de ella, ni quiero serlo. Creo que ella tampoco quiere que lo sea, pero estoy seguro que lo ha considerado.

Nos damos ratitos, instantes, con periodicidad sumamente irregular. Algunas noches han sido increíbles, otras no tanto.

Nos buscamos, posiblemente cuando la vida nos está fallando a los dos. A veces toca echar mano de lo efímero, por más vacío que se sienta después.

Ella no solo se llama Teresa, tiene varios nombres, y definitivamente varios cuerpos, aunque siempre el mismo rol.

Muchas veces me he planteado no volver a verla, convencido de que no la necesito, pero ¿Realmente no la necesito?




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