Adiós Rokkito


Te juro por Dios que no sabía que te dolía,

o tal vez no lo quería saber

estaba más ocupado con cosas menos importantes 

como los problemas de dinero y el trabajo,

pero tú no entendías de esas cosas,

solo entendías del amor… y del dolor…

¡Por Dios, que ciego fui, que cruel fui!

Perdóname Rokkito, porque no sabía que estabas enfermo,

porque no sabía que los ladridos en las noches era porque te dolía,

no sé mucho de perros, pero era mi deber saberlo. Perdón amigo.

Te quiero recordar como lo feliz que intentaste ser,

lo inquieto, lo divertido, lo cariñoso,

cuando me veías y saltabas, ¡saltabas demasiado alto!

De niño siempre soñé con tener un perro,

siempre soñé con un perrito como tú,

y cuando te vi por primera vez, tan pequeñito... No podías ni caminar.

Luego llegó Dolce y le enseñaste a amarme, 

estoy completamente seguro de que tú le enseñaste,

pero no solo le enseñaste de amor a Dolce, sino a mí también,

¿Cómo podías amarme tanto sin conocerme? 

¿Cómo podías alegrarte tanto con tan solo escucharme?

Te fallamos amigo. Te fallé.

Tú sufrías confiando en que te íbamos a ayudar, y la ayuda te llegó demasiado tarde.

Me diste ese amor tan puro, tan desinteresado,

es como si ya hubieras nacido programado para dar amor.

Pudimos haberlo hecho mejor. Pude haberlo hecho mejor.

Adiós Rokkito. Gracias por tanto amigo mío.





Comentarios